lunes, 25 de marzo de 2013

Lo que hicimos en el baño (...)

Relata: Jesús


Un chico universitario se enfrenta al bullying homofóbico durante su ciclo de verano.


Era época de verano y había decidido llevar un par de cursos en una universidad de prestigio en Lima, lo único que buscaba realmente era adelantar materias. Debido a ello, no me tocó con ninguno de mis compañeros de primer ciclo. Ya para esa época, existía el rumor de que era homosexual y que andaba con un compañero de clases ¡Tan solo porque tenía buena química con él! ¿Puedes creerlo? Solo eramos amigos.

Para cuando comencé clases, hacía un calor terrible, comenzaba verano y el sol irradiaba pesadez. Ese primer día, fui con mi particular forma de vestir de la época: lo primero que encontré, lo menos abrigador y bueno, por casualidades de la vida, fui de color pastel, algo chillones a decir verdad. Cuando llegue a clases, no reconocí a nadie #obvio , así que me senté en el lugar más apartado posible. No es que me importase mucho, socializar nunca había sido una de mis prioridades. Saqué mis audífonos y me puse a escuchar música y me olvidé del mundo por unos breves momentos; entretanto recuperaba el aliento y me refrescaba con el fresco viento proveniente de la ventana a mi costado.

Al dar inicio mi primera materia, noté algo tarde, que había un par de personas que me observaban mucho, murmuraban tal cuál tías avejentadas en una tarde de té digestivo. En fin, no les presté mucha atención, hasta que comenzaron a hacer Saaaauuuuu, el típico sonido que usas cuando quieres mariconear a alguien. Al principio, los ignoré, lo que sólo provocó que se hiciera consecutivo. No les tenía miedo, ni terror, tan solo no les daba la importancia del caso ¿Por qué darle tu tiempo o preocupación a un par de patéticos seres que no saben en qué más emplear su desgaste mental?

Así siguió durante mi corto ciclo, hasta que una tarde, después de haber almorzado, me dirigí a uno de los baños más rebuscados del campus, dado que quería un momento de privacidad ininterrumpida. Habiendo terminado con mis necesidades fisiológicas, escucho que abren la puerta del baño, yo salgo del cubículo y me comienzo a lavar las manos. Una vez frente al espejo, noté dos siluetas familiares reflejadas, altas y corpulentas: ¡Mira lo que encontramos! Una nenita. Me sentí incómodo y quise retirarme, pero no podía, ellos se interponían en mi única vía de escape. Temí lo peor y pensé: Me quieren romper el culo. Me comenzaron a empujar y me lograron meter dentro de un cubículo. En ese momento, trataron de meter mi cabeza al inodoro, por suerte reaccioné a tiempo y jale de la palanca. Fue entonces que reaccioné y les dije: ¿Y ahora qué? ¿Quieren que les chupe las vergas? ¿o acaso quieren reventarme el culo? Ante mi reacción notablemente molesta, dieron un paso atrás, aproveché el momento y me retiré. Me chocó bastante, fue una situación dura y posteriormente me sentí muy mal. Pero siempre he sido una persona fuerte, fumé un par de puchos y seguí adelante.

Al día siguiente, cuando me los encontré en clases, los reconocí rápidamente. Ellos siguieron en su nota y me pitearon ¡Maricón! Fuera de sentir temor, sentí rabia y cuando uno se siente así, tú sabes... pues hace cosas que normalmente no haría. Me acerqué directamente y les dije a los dos, frente al grupaso de gente con los que se encontraban: Ayer, estuvo buenísimo lo que hicimos en el baño, espero que se repita, todo el mundo se quebró en sorpresa y terminaron ridiculizándolos.

A raíz de este hecho, pararon muchas cosas. Si tuviese nuevamente la oportunidad, haría lo mismo, porque me enseñó que un enfrentamiento directo puede resolver un problema sin ir más allá o incluso involucrar a más gente. Este suceso además, me llevó a enfrentar mis miedos.

Para mí, la única forma de que el bullying acabe, es generar espacios en dónde las personas puedan conversar, decir lo que piensan y buscar el bien común. Cuando a uno le causan daño, el causante también resulta dañado. Porque la intolerancia o el resentimiento solo tiene un final: el odio, y éste solo causa daño, a uno y a los que lo rodean.